de Michel Houellebecq
Janine Ceccaldi tiene dos hijos con dos hombres distintos, pero los abandona a todos en interés de la libertad, el sexo libre y el movimiento hippie de la época. Así, Bruno se educa en un internado donde es vejado y crece con una obsesión enfermiza por el sexo, mientras que Michel crece con su abuela y con el único interés de estudiar, sacrificando incluso así el amor de su vida, y rechazando el sexo de plano.
"En gran parte influido por su formación científica, la novela de Houellebecq es fundamentalmente especulativa.
Detrás de esta novela hay una profunda crisis de valores de las sociedades occidentales y de los modelos de relación. Convierte la narración en un acta de defunción de los modelos clásicos de sujeto, emoción, proyectos, relación. Desde el análisis crítico de la sociedad, al retrato de sus consecuencias emocionales y morales, consuma en “Las partículas elementales” la crisis de todas las crisis y nos explica como el proyecto utópico de los años 60 acaba en el nihilismo explícito de los 80.
Sus personajes, que generacionalmente en la actualidad tendrían 40-50 años, no creen en la utopía política, ni en el modelo clásico de religión, ni reproducen los modelos de asociación y emparejamiento.
Nos encontramos con dos sujetos muy actuales. Uno de ellos, Michel, que para protegerse de la realidad la niega o Bruno, que todavía hace caso a su deseo, pero se limita a una repetición vacía de ese deseo. En la novela no se espera nada, sólo se espera el tiempo de la desazón y esta se convierte en desasosiego. Si algo se quiere evitar en “Las partículas elementales” es la noción de angustia y sólo se la sabe sustituir por el vacío. Para evitar la condición polémica de la existencia humana se juega torpemente a reducir lo que esperamos de nuestra propia existencia en elementos mínimos que pudieran no fallar como la estabilidad laboral o actividad sexual.
Los personajes de la novela son hombres sin atributos, sin cualidades, sin características, voluntariamente se han auto vaciado, han reducido su expectativa ante lo real a elementos mínimos fácilmente domesticables.
Lo único que quieren es asumir que no pueden, el querer es sólo un efecto, la causa de decisión y poder no existe para ellos. Los modelos clásicos hasta los años 70, dejan de tener sentido en los años 80. Los años 80 son pruebas de experimentación. Se ha abandonado un criterio, un discurso, un modelo pero no se ha sustituido por otro.
En la raíz de la novela se encuentra el sufrimiento. Su prosa es implacable, testimonio de una imposibilidad de vivir y condena, con una violencia amarga, toda esperanza. Ese sufrimiento es esencialmente de tipo sexual y afectivo. Houellebecq elabora una teoría completa sobre el liberalismo, económico y sexual: “el liberalismo sexual es la extensión del dominio de la lucha, se extiende a todas las etapas de la vida y a todas las clases de la sociedad”. Dani Martínez
Detrás de esta novela hay una profunda crisis de valores de las sociedades occidentales y de los modelos de relación. Convierte la narración en un acta de defunción de los modelos clásicos de sujeto, emoción, proyectos, relación. Desde el análisis crítico de la sociedad, al retrato de sus consecuencias emocionales y morales, consuma en “Las partículas elementales” la crisis de todas las crisis y nos explica como el proyecto utópico de los años 60 acaba en el nihilismo explícito de los 80.
Sus personajes, que generacionalmente en la actualidad tendrían 40-50 años, no creen en la utopía política, ni en el modelo clásico de religión, ni reproducen los modelos de asociación y emparejamiento.
Nos encontramos con dos sujetos muy actuales. Uno de ellos, Michel, que para protegerse de la realidad la niega o Bruno, que todavía hace caso a su deseo, pero se limita a una repetición vacía de ese deseo. En la novela no se espera nada, sólo se espera el tiempo de la desazón y esta se convierte en desasosiego. Si algo se quiere evitar en “Las partículas elementales” es la noción de angustia y sólo se la sabe sustituir por el vacío. Para evitar la condición polémica de la existencia humana se juega torpemente a reducir lo que esperamos de nuestra propia existencia en elementos mínimos que pudieran no fallar como la estabilidad laboral o actividad sexual.
Los personajes de la novela son hombres sin atributos, sin cualidades, sin características, voluntariamente se han auto vaciado, han reducido su expectativa ante lo real a elementos mínimos fácilmente domesticables.
Lo único que quieren es asumir que no pueden, el querer es sólo un efecto, la causa de decisión y poder no existe para ellos. Los modelos clásicos hasta los años 70, dejan de tener sentido en los años 80. Los años 80 son pruebas de experimentación. Se ha abandonado un criterio, un discurso, un modelo pero no se ha sustituido por otro.
En la raíz de la novela se encuentra el sufrimiento. Su prosa es implacable, testimonio de una imposibilidad de vivir y condena, con una violencia amarga, toda esperanza. Ese sufrimiento es esencialmente de tipo sexual y afectivo. Houellebecq elabora una teoría completa sobre el liberalismo, económico y sexual: “el liberalismo sexual es la extensión del dominio de la lucha, se extiende a todas las etapas de la vida y a todas las clases de la sociedad”. Dani Martínez
(http://www.kultureros.com/textos/particulas.pdf) [Consultado : 14 marzo 2010]